5 pueblos medievales de España para perderse

5 pueblos medievales de España para perderse

Reza un proverbio popular que no conocemos a dónde vamos hasta que no sabemos de dónde venimos, y aunque mucho pueden aportarnos los libros de historia, no hay nada como visitar estos pedazos de leyenda viva repartidos a lo largo de la nación ibérica. Locaciones que se han convertido en fetiche de incontables directores de cine, refugios ideales para una escapada romántica, y hasta destinos privilegiados para unas vacaciones en familia, estos pueblos medievales logran catapultarnos con facilidad a otra dimensión donde el pasado no parece tan lejano, y las ganas de retornar a ellos se volverá inevitable con el tiempo. Conócelos.

Baeza, Jaén

Cabría preguntarse cómo pueden convivir tantos períodos históricos en una misma ciudad con culturas y estilos artísticos tan diferentes. Desde la lejana Edad del Bronce, pasando por la herencia romana y visigoda hasta atesorar un pasado románico y gótico, Baeza propone al visitante toda una amalgama de construcciones eclesiales, civiles y militares que atentarán desde el primer momento con llenar de fotografías nuestro teléfono móvil. Declarada Patrimonio Mundial en el año 2003, este rincón medieval a las puertas de Andalucía es uno de los destinos más solicitados por los turistas de todo el mundo.

Besalú, Girona

En el siglo X, los romanos construyeron lo que sería el castillo de Besalú, imponente edificación de la Edad Media y punto de partida para el desarrollo de una ciudad que llega hasta nuestros días con sus vestigios intactos, y gracias a la cual podemos conocer importantes edificios históricos como la Plaza Mayor y el monasterio de San Pedro de Besalú. Adicionalmente, podemos encontrar en este municipio catalán numerosos barrios como el judío, festividades y tiendas artesanales para llevarnos a casa un recuerdo memorable de nuestra estancia.

Cudillero, Asturias

Se ubica en el Principado de Asturias, favorecido por el clima bondadoso del mar Cantábrico. De esta manera, Cudillero es a primera vista un pequeño pueblo pesquero, pero una vez embriagados de sus calles y monumentos, podremos concluir que es algo más que casas colgantes de colores frente al mar, pues su palacio Quinta de Selgas (cuyos jardines y cuadros de Goya son imperdibles), su capilla del Humilladero (edificio más antiguo de la región) y sus fiestas patronales dejarán en nuestro recuerdo una experiencia irrepetible.

Frías, Burgos

Para poder acceder a Frías, deberemos atravesar un puente levadizo, lo que nos dará una idea de lo particularmente diferente que puede resultar esta ciudad burgalesa. El puente fue construido durante la etapa romana de la ciudad, y esta a su vez fue erigida como celadora perenne del río Ebro durante la época medieval. Destacan además en Frías sus casas colgadas y sus bodegas, impregnadas de la fuerte actividad vinícola de la región, los castillos de los Duques de Frías o de los Velasco, o tal vez la Iglesia parroquial de San Vicente Mártir y San Sebastián. Simplemente, como para no perdérselo.

Morella, Castelló

Se alza al norte de la Comunidad Valenciana como un guiño al asombro. En lo alto, un castillo corona la ciudad: construido sobre la misma roca, podría contarnos la historia de batallas legendarias como la del Cid Campeador o la Guerra de Sucesión. Más abajo, las calles poseen un denominador común: un aire intacto de cultura romana, árabe o celta que estremece a los más indiferentes. Se trata de Morella, llena de sorpresas a cada paso y capaz de transformarse en una ciudad completamente diferente cuando llega la noche, y los enamorados encuentran un nicho propicio para el amor.

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