El impacto de la pandemia de la COVID-19 es casi inmensurable a ojos de cualquier persona. Desde hace ya más de un año nos hemos visto obligados a cambiar y adaptarnos conforme surgían nuevas noticias que nos daban más información de lo que estamos viviendo. A causa de la pandemia, diversos grupos de población han experimentado alteraciones profundas en sus hábitos diarios para evitar la propagación del virus. Estos cambios han acarreado diversas consecuencias, las cuales han cambiado nuestros esquemas de vida en ámbitos muy distintos.
Una proporción considerable de la población sufre miedo al contagio, esto trae consigo la sensación de amenaza y de estar expuesto a un riesgo constante. El miedo al contagio puede implicar ansiedad, estrés y otras formas de trastornos mentales que discapacitan las vidas de quienes lo sufren y de sus familias.
La pandemia ha llevado también a la observación de la interrelación de la naturaleza y la salud mental. La llamada desconexión de la naturaleza aumenta en gran medida el riesgo de desarrollar trastornos cognitivos y del desarrollo.
Los estados emocionales durante la pandemia se han visto muy influenciados por la situación en el hogar. Las relaciones interpersonales familiares han cambiado fruto del teletrabajo, la novedad de la escolarización desde casa o incluso el desempleo.
Cabe destacar que, durante el confinamiento hubo un gran crecimiento de denuncias por violencia en el hogar, aumentando un 25% en Argentina, un 30% en Francia y hasta un 60% en España. Las personas que han seguido trabajando en sus puestos de trabajo durante el confinamiento se han visto expuestas a un mayor riesgo infeccioso, lo que podía conllevar el ya nombrado antes miedo al contagio.
Las personas con trastornos preexistentes o bien que esperaban un diagnóstico para alguna enfermedad de salud mental sufrieron alteraciones en los tratamientos y servicios de apoyo. Al mismo tiempo que la demanda de apoyo de salud mental aumenta la OMS advierte que 9 de cada 10 países ha parado por completo o ha interrumpido los servicios de salud mental.
Salud mental en adolescentes y jóvenes:
Los jóvenes han resultado muy vulnerables en esta pandemia, ya que hay que tener en cuenta que el 50% de los síntomas de cualquier problema de salud mental es visible antes de los 14 años y hasta el 75% lo hace antes de los 25.
Durante la pandemia este grupo ha visto cómo crecían exponencialmente las preocupaciones por el futuro, cómo en muchos casos cambiaba la relación con su familia y sobrellevaban el no tener apenas relaciones sociales. Todo esto ha provocado un gran aumento en la demanda de tratamientos específicos de salud mental.
Solo en Cataluña, según datos de la Asociación Catalana contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), se ha aumentado en un 105% el número de pacientes registrados con un trastorno alimenticio, las consultas por teléfono en un 97% mientras que las consultas por correo electrónico han aumentado en un 563% en comparación al año 2019.
Aunque no lo parezca, los problemas de salud mental son mucho más comunes y frecuentes de lo que parecen. Aquí tienes algunos consejos para reducir el estrés y fomentar el bienestar personal:
- Reflexiona, date tu tiempo y respira.
- Conecta con otras personas.
- Mantén una rutina saludable
- Sé amable con los demás y contigo mismo.
- Si la necesitas, pide ayuda.