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El Gobierno italiano ha decretado el cierre hasta mediados de marzo de todas las escuelas y universidades para frenar el avance del coronavirus en el país.
Tanto el primer ministro Giuseppe Conte como la ministra de Educación, Lucia Azzolina, han reconocido que no ha sido fácil tomar dicha decisión, pero que las cifras les han empujado a ello. En el país se han producido más de 3.000 contagios y 107 fallecimientos, por lo que urge llevar a cabo medidas que ayuden a disminuir el riesgo de infectar y de infectarse.
Además de cerrar los centros de formación, intentando que los estudiantes puedan seguir con sus clases a través de internet, se ha recomendado a los italianos que no se saluden con besos, eviten lugares concurridos y establezcan entre ellos una distancia de seguridad de al menos un metro.
Respecto a los eventos deportivos, el comité científico que aconseja al Ejecutivo ha aconsejado que se jueguen todos los partidos de fútbol a puerta cerrada.
En el ámbito económico, la crisis del coronavirus está siendo especialmente cruel con Italia, el país más afectado por la enfermedad en Europa. Según datos de la patronal turística italiana Confturismo-Confcomercio, se prevé que el sector turístico, uno de los motores de la economía del país, sufra pérdidas por el valor de 7.400 millones de euros en el próximo trimestre.
