Según un informe de Save the Children, los niños son el colectivo más afectado ante la desigualdad presente en España, habiéndose empobrecido cinco veces más durante la crisis los menores de edad con menos recursos (un 36%) que los más ricos (un 6%).
El documento “Desheredados. Desigualdad infantil, igualdad de oportunidades y políticas públicas en España” elaborado por la organización expone que 800.000 menores viven en España en hogares en los que ninguno de sus miembros trabaja. Además, resalta que cerca de 2,5 millones de niños y niñas viven en dicho país por debajo del umbral de la pobreza, y de ellos, 1,38 millones se encuentran en pobreza severa (el 16,7%).
Entre 2008 y 2015 el número de niños en situación de pobreza severa ha aumentado en 424.000.
Para la ONG, España es uno de los países más desiguales de la Unión Europea donde, además, los niños que nacen en un hogar pobre están condenados de por vida a sufrir la herencia económica y social de los padres. De hecho, estima que el 80% de los niños y niñas que están hoy en situación de pobreza pueden convertirse en adultos empobrecidos.
En España, ni las políticas públicas de protección social ni el sistema fiscal están diseñados para reducir la desigualdad y acabar con la pobreza.
Si entendemos que a más desigualdad hay menor igualdad de oportunidades y la pobreza se hereda en mayor medida, nos resulta bastante trágico saber que los niños más ricos tienen acceso a 35 veces más recursos que los más pobres. Esto se traduce en que:
- A más pobreza, menos posibilidades educativas: unos niños estudiarán un máster y hablarán más idiomas, y otros no podrán permitirse el coste de oportunidad de seguir estudiando tras la educación obligatoria.
- A más pobreza, más desigualdad cultural relacionada con los apoyos recibidos por parte de los padres y madres y los usos y maneras aprendidos dentro del seno familiar que permiten que unos tengan un mayor ascenso social y/o laboral que los otros.
- A más pobreza, más desigualdad social. Los niños de rentas altas cuentan con una serie de redes y contactos que les ofrecen opciones y oportunidades de futuro, mientras que los niños menos afortunados cuentan con redes funcionales de supervivencia.