Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo juvenil global está regresando a su nivel más alto en veinte años, con 71 millones de jóvenes sin trabajo.
El informe anual de “Empleo global y pronóstico social para la juventud” de la OIT, el cual se enfoca en personas de entre 15 y 24 años de edad, no ofrece un panorama alentador para todos aquellos jóvenes que terminan la escuela y buscan un trabajo pues se prevé para el cierre de 2016 una tasa de paro juvenil del 13,1%, muy próximo al 13,2% que se registró en el 2013.
Entre 2012 y 2015 el desempleo entre los jóvenes se redujo en tres millones de personas.
En las 48 páginas del texto se expone que cerca de 156 millones de jóvenes en economías emergentes y en desarrollo subsisten con ingresos inferiores a 3,10 dólares diarios. Es decir, el 37% del total de trabajadores jóvenes, un porcentaje mayor al de los adultos, cuya proporción es del 26%, se encuentra en una situación de pobreza extrema o moderada.
En África la tasa de trabajadores pobres es del 70%, mientras que en la Unión Europea en 2014 fue del 12,9%.
Ante este hecho, aumentaría la migración internacional por el deseo de querer buscar una vida mejor. El problema es que los países con economías más ricas tienen altas cifras de desempleo: cerca de 9,8 millones de jóvenes de las economías de altos ingresos estuvieron desempleados en 2015, llevando la tasa de desempleo juvenil al 14,5%, porcentaje mayor al de economías de ingresos medios y bajos.
En el informe también se prevé en qué regiones crecerá más el paro juvenil, determinando que éste pase en Latinoamérica y el Caribe del 15,7% en 2015 al 17,1% en 2017. En Asia Central y Occidental pasará del 16,6% al 17,5%; y en Asia Suroriental y el Pacífico pasará del 12,4% al 13,6%.
La OIT también señala la disparidad de género existente. En 2016, la tasa de participación en la fuerza de trabajo para los hombres jóvenes se sitúa en un 53,9%, frente al 37,3% de las mujeres jóvenes.