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En los tiempos que corren, tener un empleo no es garantía de bienestar pues, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), actualmente uno de cada cinco trabajadores de España se encuentra en situación de pobreza.
Aunque no aparecen en la listas del paro, los trabajadores pobres han aumentado en los últimos años: en el año 2000 suponían el 18% del total de asalariados en España y en 2014, eran un 22,2%.
Por su parte, Cáritas estima en un informe de 2014 que el 53% de las personas que acuden a la organización en busca de algún tipo de ayuda viven en un hogar con al menos una persona empleada.
El umbral de la pobreza para un trabajador se sitúa en 856 euros netos al mes, según un estudio elaborado por la Escuela de relaciones laborales de A Coruña. En relación al salario mínimo interprofesional (SMI), fijado en 655,20 euros, se considera insuficiente para evitar que quienes lo perciben se encuentren en una situación de pobreza.
Además, el empleo a tiempo parcial y los contratos temporales propician que los trabajadores no lleguen a alcanzar la cifra del SMI, alimentando el perfil del trabajador empobrecido.
