La tecnología ha alcanzado tal desarrollo en nuestro mundo que podemos casi que considerarla imprescindible para vivir.
Sabemos que no lo es, ¿pero podemos imaginar hoy la vida sin electricidad, medios de transporte rápidos, telecomunicaciones y más? Seguramente no.
En medio de toda esa revuelta tecnológica tenemos a los dispositivos móviles, donde el iPhone es una de las joyas de la corona, productos relativamente recientes pero muy enraizados en las dinámicas contemporáneas.
Con ellos hacemos muchísimas cosas y nos facilitamos enormemente el trabajo, pero, aunque no nos percatemos de ello, tienen aspectos negativos que afectan aristas de nuestro intelecto, desarrollo y desenvolvimiento social.
Al igual que sucede con otros avances como las consolas de videojuegos y los ordenadores, invertir muchas horas en la pantalla del iPhone u otro terminal nos priva de desarrollar habilidades esenciales para un buen desenvolvimiento y consolidación de la inteligencia emocional que se precisa para triunfar en la vida.
Por supuesto, en adultos ya formados esto no se aprecia tanto como en los bebés y niños pequeños en formación.
El debate
Precisamente ese grupo etáreo es el que más ha puesto a debate la utilidad o no de los dispositivos móviles, al menos en los momentos en que más se necesita desarrollar actividades básicas de aprendizaje e interacción social.
Dicho debate no está exento de polémica, con partidarios y detractores de los avances tecnológicos.
Sin embargo, consideramos que la cuestión no pasa por defender a ultranza ni arremeter contra el progreso y las creaciones de la genialidad humana, sino por analizar objetivamente cómo se pueden aprovechar al máximo los beneficios de lo creado y cómo se reducen al mínimo los daños que pueda ocasionar, si es que ciertamente lo hace.
Así, sin pretender dar conclusiones tajantes ni mucho menos, veamos qué se dice al respecto, con el objetivo de esclarecernos si es bueno dejar que nuestros niños pequeños operen un iPhone u otro dispositivo, y si esto daña su cerebro.
Investigaciones y estudios
Empecemos por un estudio del Boston Medical Center, cuyos resultados fueron reflejados por el prestigioso diario británico The Guardian.
Según sus autores, no es aconsejable permitir que niños con menos de dos años y medio operen dispositivos electrónicos, pues en esa etapa se aprende más de las interacciones humanas que de los famosos vídeos y juegos educativos, que es lo mejor que podrían hacer tan pequeños en estos soportes.
Por ello, es más beneficioso para el desarrollo del pequeño jugar con otros niños y desarrollar habilidades manuales y de razonamiento, a partir de actividades básicas y clásicas en materia de educación, que pasar horas de su día deslizando sus dedos por un iPhone.
La investigación no desestimó las aplicaciones educativas y didácticas que podemos instalar en un terminal.
De acuerdo con resultados de otras pesquisas, estas son beneficiosas para los peques en edad pre escolar, ya que los ayudan a mejorar su comprensión lectora y elevar su vocabulario, algo que sin embargo parece no ocurrir en edades inferiores a los dos años.
De todo esto podemos desprender que nada es malo y bueno, se trata más bien de entender las lógicas dictaminadas por los científicos, a partir de estudios serios, y en tal sentido actuar. Por ello, resultaría beneficioso para el desarrollo de nuestros hijos el que les dosifiquemos el tiempo que pasan cada día frente a una pantalla, y los impulsemos a jugar y realizar actividades que le aporten más desde el punto de vista social y del intelecto.
Válido es aclarar que esto no es solo con el iPhone y los dispositivos móviles, sino también con otras pantallas y avances tecnológicos más tradicionales.
Por ejemplo, varios estudios han constatado que ver mucha tele puede ralentizar el desarrollo del habla y el lenguaje, así como de las habilidades sociales.
De igual forma, una investigación del British Medical Journal, con adolescentes, arrojó que el uso de dispositivos electrónicos influye negativamente en la calidad del descanso y el tiempo de sueño.
Entonces…
Visto esto, entonces daña o no el Iphone el cerebro de nuestros hijos.
La respuesta es no si, como dijimos, somos capaces como padres de dosificarles el tiempo que pasan con él, así como con otros accesorios de entretenimiento electrónico y tecnológico.
Debemos hallar alternativas que los motiven a no pasar tanto tiempo frente a una pantalla e incentivar en ellos el gusto por actividades tradicionales como juegos clásicos, la lectura, interacción con otros niños y más, todas indispensables para su correcto desarrollo motor, social y, por supuesto, intelectual y cerebral.